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El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se refirió este mediodía al Parlamento de Galicia como una caja de resonancia, lugar de encuentro o canal para que las discrepancias discurran de una manera racional que permite avanzar en el deber de escuchar, pero también como ese espejo en el que el pueblo gallego se reconoce.
Lo hizo durante la sesión solemne del 40 aniversario del Parlamento autonómico con la que, tal y como destacó, se conmemora “el nacimiento de un hogar común en el que, todos juntos, estamos viviendo una Galicia que otros solamente pudieron soñar”. En ese sentido, incidió en que antes de su constitución nuestra tierra estaba huérfana de un órgano como este en el que el galleguismo pasara de ser una idea lejana a una realidad próxima.
Además, a lo largo de su intervención, Feijóo puso de manifiesto que esta institución, que llegó de la mano del Estatuto de Autonomía y es hijo de la Constitución española, es consecuencia de procesos democráticos que eluden la confrontación y buscan el consenso. “Ante este logro singular, reclamarse autonomista es hacer justicia a un proceso ejemplar y a una realidad modélica”, abundó.
A ese respecto, recordó que la democracia requiere para su fortalecimiento valores que son propios de nuestra gente: tolerancia, alergia a los extremismos, querencia por los acuerdos, estabilidad y cambios tranquilos.
Finalmente, y después de reivindicar que el parlamentarismo está vivo y es dinámico, pero que cualquier transformación requiere tiempo, Feijóo invitó a no buscar ejemplos fuera que corroboren esa certeza, toda vez que “Galicia es el modelo”.
