Intervención de Alfonso Rueda Valenzuela en su toma de posesión como presidente de la Xunta de Galicia

Ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, gracias por estar aquí representando al Gobierno de España

Ex presidente Rajoy,

Ex presidente y líder de la oposición Alberto Núñez Feijóo,

Ex presidente Touriño,

Ex presidente Laxe,

Presidente de Asturias,

Presidente de Murcia,

Presidente de Aragón,

Presidente de Castilla y León,

Presidente del Parlamento de Galicia,

Miembros de la Mesa del Parlamento de Galicia,

Delegado del Gobierno,

Alcaldesa de Santiago de Compostela,

General Jefe del Mando de Apoyo a la Maniobra,

Representantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad,

Conselleiros del Gobierno de Galicia,

Presidente del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia y Fiscal Superior de Galicia,

Portavoz del grupo parlamentario del Bloque Nacionalista Galego, portavoz del Partido Socialista de Galicia y portavoz del Grupo Mixto;

Ex-presidentes del Parlamento de Galicia;

Presidentes de las entidades y órganos estatutarios;

Presidentes de las Diputaciones provinciales;

Rectores de las universidades gallegas,

Alcaldes y alcaldesas;

Cargos de la Xunta de Galicia;

Representantes del resto de las instituciones;

Señor Presidente de la Región Norte de Portugal;

Editores y directores de los medios de comunicación;

 

Amigos y amigas, en general,

Dejo lo mejor para el final, como podéis imaginar, a mi familia. Gracias por acompañarme en este día tan especial. Ya digo que no puedo nombrar a todo el mundo pero agradezco sinceramente la presencia de todos los que estáis aquí, además en un lugar como este. Agradezco la comprensión del presidente del Parlamento de Galicia, en entender que un acto que tiene lugar en la casa de todos los gallegos, en el Parlamento, tenga esta coincidencia aquí, y más en un día tan esplendoroso como el de hoy. Lo siento por los que están pasando un poco de calor.

 

No soy una persona a la que le gusten las citas históricas. Suelo evitarlas en mis discursos, pero hoy me vais y me voy a permitir a mí mismo hacer una excepción. La primera es la siguiente.

 

“Acepto este compromiso reconociendo en España una sola nación, de realidad plural, formada por mujeres y hombres que encuentran en la experiencia de su pasado valioso, el pilar para constituir una sociedad más próspera y humana”, dijo el presidente Albor

“Asumo el compromiso de lealtad constitucional y estatutaria sobre el desarrollo únicamente autonomista y abiertamente constitucional”, dijo el presidente González Laxe, aquí presente.

 

“La Constitución y el Estatuto ofrecen unas reglas de juego que, perfectibles como son, deben ser la base común para conseguir nuevos logros, pero con lealtad al esfuerzo de consenso”, dijo el presidente Fraga.

 

“Mi máxima satisfacción como presidente sería poder decir en su momento que estuve a la altura de mi pueblo”, dijo el presidente Touriño.

 

Y el presidente Feijóo, al cual todo el mundo puede entender que me une una relación especialmente estrecha, resumió lo que dijeron los anteriores presidentes de Galicia: “sé del cariño, dedicación y esfuerzo que todos ellos le dedicaron al trabajo más honroso al que gallego alguno puede aspirar: Presidir la Xunta de Galicia”.

 

Creo que estas palabras que resumen a los que me antecedieron en mi cargo, desde luego, las hago mías, y tienen más vigencia que nunca, porque representan bien lo que siento y cuáles son, a mi entender, presida quien presida la Xunta, mis objetivos fundamentales. Y porque si por algo nos caracterizamos los gallegos, es por respetar y aprender de los que hicieron los que nos precedieron. De algún error que pudieron tener y de los muchos aciertos que sin duda, tuvieron.

 

Esto pretende también ser un homenaje a los gallegos que estuvieron antes que nosotros. A pocos metros permanecen eternos algunos de los más grandes gallegos que pisaron esta tierra. Rosalía, Castelao, Brañas, Cabanillas, Asorey y Fontán son nombres propios que definen la historia y cultura de Galicia. Nos definen a todos nosotros.

 

Si estamos donde estamos hoy es porque antes estuvieron ellos e hicieron todo lo que nos legaron.

Ellos miraron más lejos, porque nos legaron su genio y porque se pusieron al servicio de Galicia.  Hicieron de Galicia su causa principal.

Les debemos mucho. Y este acto quiere ser un agradecimiento a todo lo que hicieron.

Hoy asumo el encargo que me hace el pueblo gallego a través del Parlamento, de ser el Presidente de la Xunta. Lo asumo para aportar mi modesto atribuirte a esta noble causa que muchos iniciaron y que otros deben continuar.

 

Hace menos de dos años emprendía esta misma tarea, acompañado de muchos de los que también estáis hoy aquí. Luego, yo decía, y lo reafirmo hoy, que no hay otra manera de hacerlo que con toda la humildad.

 

Con la humildad de un gallego que ama su tierra, que no es posible representar este cargo si no sientes ese amor.

 

De un servidor público. Hay que tener vocación de servicio público para hacer bien las cosas, para venir a trabajar por todo el mundo.

 

Pero también de la humildad, tan importante en un cargo como este, también es importante la responsabilidad y la ilusión. Las ganas de hacer las cosas y de hacerlas bien.

 

Con la responsabilidad de gobernar con todos y para todos. Siendo fiel a la palabra dada, fundamental, siendo honesto y perseverante. Siempre honesto y siempre hacia delante.

 

Y con la ilusión y con ganas. Hay que renovarla y redoblarla. Hay que subirse al puente de mando, y lo vuelvo a hacer. El puente de mando de mi tierra apoyado en el pilar más firme que podría anhelar: el respaldo de mi pueblo manifestado hace poco tiempo en las urnas.

 

Me presento ante vosotros como soy: con virtudes y defectos, ¿quién no tiene de lo segundo? Con aciertos y con errores. Errores por los que pido perdón por anticipado.

 

No encontraréis en mí artificios o disfraces. Tampoco postín ni soberbia.

 

Yo soy sobre todo, el padre de Beatriz y Marta. El hijo de José Antonio y Lola. El marido de Marta, y un gallego de Pontevedra.

 

Un gallego de Pontevedra, y un gallego como todos vosotros.

 

Hace años, todo esto que estamos viviendo hoy no era más que un sueño. Una ambición que algunos creían irrealista.

 

Antes, hablar de un futuro propio para Galicia*sonaba utópico.

Nombrar un presidente de Galicia parecía nada más que un anhelo, irrealizable. Y décadas de autogobierno, del que hoy disfrutamos no parecían más que un sueño.

 

Pero el mejor de los sueños es que algunos, los mejores, pueden hacerse realidad-que me lo digan a mí-. Y lo fijemos, juntos, todos los gallegos y gallegas.

 

Llegar hasta aquí requirió que muchos antes que nosotros lo imaginaran, lo idearan y lo lucharan.

 

Y no solo eso. Además de imaginarlo y lucharlo, había que ser bueno y generoso para sentarse a hablar, a dialogar, a estar por encima de cualquier diferencia ideológica. El secreto es saber y ser consecuente de que siempre hay más cosas, cuando hablamos de temas importantes, que nos unen que de las que nos separan.

 

Yo también creo en ese diálogo, en ese espíritu de cordialidad y consenso.

 

Creo que la mejor forma de honrar ese legado que nos dejaron los grandes de nuestra historia es buscando lo que nos une, y en la medida del posible, del que nos separa y no lo que nos separa…

 

Porque es en la concordia donde Galicia se reconoce especialmente.

 

Yo creo que en esta tierra ya lo demostramos incontables veces a través de las adversidades, que afrontamos, superamos, y siempre lo hicimos unidos.

 

Porque eso es lo que somos.

 

Una tierra de vecinos que se ayudan.

De familias que se reúnen para almorzar.

De villas que mantienen sus tradiciones y recogen los trenes del futuro.

De emigrantes que aún en el fin del mundo siguen soñando en gallego.

 

Somos un pueblo fraterno y unido. Un pueblo maduro y sosegado, y así nos reconocen, pero orgullosos de ser así.

 

Galicia es abierta y amable, pero también firme.

 

Por eso, Galicia puede ser, y será, lo que quiera ser. Somos la Galicia Calidade. La Galicia cada vez más de moda. Y los servidores públicos no lo pueden olvidar.

 

 

Por supuesto, este no es un camino que podamos recorrer solos. Los gallegos llevamos siglos siendo testigos de una de las mayores peregrinaciones del mundo, y sabemos mejor que nadie que las travesías más exitosas son aquellas que se hacen acompañados.

 

Por eso, al igual que antes tendía la mano hacia dentro de nuestras fronteras, también hay que tenderla hacia fuera.

 

Galicia aspira a todo, como dije. Pero siempre al lado del resto de las comunidades autónomas. Y agradezco la presencia de los presidentes de algunas comunidades autónomas. Todos formamos parte del mismo país. Trabajaremos defendiendo lo nuestro a espaldas de nadie. Nunca pasando por delante de nadie pero nunca permitiendo que nos quedemos atrás.

 

Galicia siempre se ha sentido cómoda en nuestro sistema de las autonomías, siempre ha creído que la buena marcha de unos no tiene que suponer el freno de otros y siempre hemos defendido en Galicia que, sí nos impulsamos todos juntos, llegamos más lejos.

 

Aquí, siempre vais a encontrar un aliado inquebrantable de los que defienden esos mismos principios. Principios comunes que defenderemos sin pasar por delante de nadie. Pero los que quieren romperlos, nos tendrán siempre enfrente. Yo voy a defender y reivindicar frente a todos ellos lo que Galicia merece.

 

Defenderé y reivindicaré siempre a Galicia. Defenderé y reivindicaré que Galicia tenga lo que merece. No más que otros, no menos que nadie.

 

Defenderé y reivindicaré nuestra voz y nuestro modo de hacer las cosas. Nuestra política sin crispaciones. Nuestra estabilidad. Nuestra filosofía del sentidiño. En una palabra, cuántos conceptos se pueden evocar.

 

 

Se tiene hablado de estilos, pero yo vengo aquí a defender el Estilo Galicia.

 

El de una comunidad que prospera en la moderación y huye de los extremismos

 

El de una comunidad que cree en la estabilidad como valor político, social y económico, en todo lo que supone y en las enormes ventajas que supone.

 

El de una comunidad que ha progresado tanto que hace tiempo que dejó de ser tierra de despedida para convertirse en tierra de acogida. Tantos gallegos y descendientes de gallegos que miran hacia nosotros como una tierra de oportunidades. Por eso, hay que acogerlos como merecen.

 

El de una comunidad que lucha por lo que merece dentro de las reglas del juego, exigiendo que se respeten pero sin romperlas. Hacerse escuchar y conseguir cosas.

 

Ese es el Estilo Galicia. El que presenté ante los gallegos en las elecciones, y en el que confiaron; Con ese estilo me presenté en el Parlamento esta semana ante los diputados de la oposición, con los que aspiro a llegar a acuerdos; y, sobre todo, y con ese Estilo me comprometo a defender a Galicia los próximos 4 años.

 

Lo haré porque estoy convencido de que en esa Galicia cabemos todos. En esta Galicia tan variada. A los que nos votaron y los que no, especialmente a los que no, los que estamos ahora y los que vendrán, los que viven aquí o los que viven fuera. Todos tienen derecho a exigir de su Gobierno, y exigir de mí, especialmente, esos compromisos y ese gobernar para todos.

 

Lo haré porque estoy convencido de que es lo mejor para esta tierra.

 

No puedo prometer que no cometeré errores en el camino, pero hay algo que sí puedo prometer: que la voluntad de acierto y la ambición que tengo por el progreso de esta tierra si que la puedo prometer. No me mueve otro objetivo  no sea el bien común y trabajar porque las cosas vayan mejor.

 

Sé y pido no estar solo en esta tarea. Precisamente si puedo acometerla es porque no estaré solo.

 

Estaré acompañado de un Gobierno que compartirá el mismo amor a Galicia.

 

De un partido que siempre da la cara y en el que siempre encuentro respaldo, ideas y ganas.

 

De los compañeros de otras comunidades que siempre son una voz amiga, y que hoy hicieron este esfuerzo y que juntos trabajaremos.

 

Pero sobre todo estaré acompañado de quien nunca dejó mi lado, de mis mayores críticas, mis hijas, implacables, y hacen bien.

 

Mi mujer Marta, menos crítica, o por lo menos no tan encarnadamente, pero que sabe que su consejo y su sinceridad es la que más agradezco del mundo.

 

Mi madre. Que me conoce desde que nací y por lo tanto, sabe cuándo voy bien y cuando voy mal y que no se corta tampoco en decirlo.

 

Y a mi padre, que estaría muy orgulloso de este camino en el que estoy y que me dijo que en ningún caso debería seguir. Sé que estaría orgulloso.

 

Los políticos tenemos que tener los pies en la tierra, y cuando se pierde esa perspectiva se pierde todo. Por eso es importante tener gente sincera, la familia, los amigos de verdad, los colaboradores, la gente que te diga las cosas. Que te recuerden por que estás aquí es la mayor manera de acertar. Yo dediqué la mayor parte de mi vida al servicio público y no me arrepiento, es duro pero merece la pena. El honor de estar hoy aquí es el mayor honor que puede tener un servidor público.

Por eso, hoy más que tomar posesión como Presidente de la Xunta, tomo posesión como el primer servidor de Galicia. El primer servidor de todos vosotros, y con todos vosotros quiero hacer este camino.

 

Muchas gracias

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