Opinión por Miguel Font Rosell | La Gran Vía viguesa, otra víctima de un paleto ilustrado

Ante la clamorosa falta de ideas para que la ciudad de Vigo pueda recuperar su pujante pasado (hoy la primera empresa viguesa es la numero 24 en facturación de Galicia) y desde ahí no perder el tren del progreso, el pintoresco personaje que ocupa su alcaldía, ajeno a cualquier necesidad real de iniciativas para la competitividad, continuando su política de pueblo pero con presupuesto de ciudad, en una alarde de ocurrencia al que ya nos tiene a todos acostumbrados, ha vuelto a parir un nuevo invento, que nadie le ha pedido y con nadie ha consultado, pero que como todas las horteradas anteriores, pretende alumbrar a bombo y platillo pasando por encima de todo y de todos. Un florón en la Gran Via.

Sería interminable relatar aquí la larga lista de bobadas, pregonadas urbi et orbe, como corresponde al personaje, en que a lo largo de los últimos años Vigo ha tenido que verse involucrada, al tiempo que los vigueses hemos tenido que soportar como nos enfrenta a todo y a todos, a mayor “gloria” de su delirante ensimismamiento.

Siempre se había dicho que Vigo era un poker formado por Faro de Vigo, La Caja, el Celta y el Cristo de la Victoria, y que mientras los vigueses tuvieran en sus manos esa jugada, la partida estaba ganada. Pues bien, el personaje en cuestión, en su inmensa ambición, se impuso largo tiempo atrás dejar a los vigueses sin jugada, a costa de hacerse personalmente con el poder en cuestión, a los solos efectos de potenciar su endiosada figura, al precio que fuera.

La Caja, ha dejado de existir, sus dirigentes están en la cárcel y sus activos y patrimonio, que siempre creímos vigueses y al servicio de todos, al igual que su labor social e inversiones en la ciudad, hoy prácticamente inexistentes, han pasado a manos de un banco venezolano que con todo ello, y por pretender presentarse como una continuidad, se ha hecho de oro, pero sin competir ya con el ayuntamiento y demás entidades e instituciones en inversiones de consideración en la ciudad. !Uno menos!.

El Faro de Vigo, hace ya bastantes años, desde que el personaje estaba en el puerto, no hace otra cosa que tocar al son que se le marca, en una actitud escandalosa de magnificación y endiosamiento del pueblerino y de sus ocurrencias, mientras ningunea a la oposición, con multitud de páginas publicitarias en las que algunas marcas soportan su apostolado de exaltación de niños y niñas en su práctica deportiva, el apoyo de chicha y nabo a entidades ciudadanas afines, clubes de aficionados a distintos deportes, a sus más sonadas horteradas, etc. !Otro menos!

El Cristo de la Victoria, como no habla y además es incluso vitoreado por el amado líder en la procesión anual, donde este personaje, antiguo militante del partido comunista, no tiene problema alguno en presentarse, si hace falta, como un santo a punto de ser canonizado… no ofrece resistencia. !Otro menos!

Finalmente, y ya en plena batalla, la ha emprendido con el escollo más difícil, el Celta de Vigo, a quien lleva ya años echando pulsos y que ahora ya lo hace abiertamente, aunque como siempre disfrazado el enfrentamiento de sacrificio en bien de los vigueses, tras haberle negado el pan y la sal, oponiéndose a todo tipo de iniciativa en cuanto a la ciudad deportiva que el Celta lleva años queriendo construir en Vigo, e imponiéndole una reforma de Balaidos ajena a los propios intereses del equipo, simplemente por pretender manejar las riendas de la entidad a su gusto, a quien pretende someter a sus intereses políticos, al igual que ha hecho con todo tipo de instituciones viguesas, al punto de anular cualquier reacción democrática ciudadana en la ciudad, ya sea cultural, social, empresarial, etc.

Ya para rematar cualquier iniciativa, ha logrado que los tribunales anulasen el Plan General de la ciudad, un logro absolutamente personal, colapsando su crecimiento y cualquier iniciativa que no sean sus propias ocurrencias, paralizando incluso su reforma, en evitación de que la ciudad pueda de nuevo despertar libremente y sin tener que ir de la mano del amado líder, e iniciar su carrera perdida hacia el progreso. 

Pero si las cuatro patas de la mesa son importantes, el tablero, el pueblo llano, es la guinda de su pastel, un pastel que pretende conseguir a base de dinosetos (setos en forma de dinosaurio, una especie, que como todo el mundo sabe, es y ha sido siempre símbolo de la ciudad…), rotondas horteras, ocurrencias urbanísticas, promesas de grandes obras firmadas por prestigiosos arquitectos que nunca llegan a realizarse, y continuadas mentiras, ingentes cantidades de mentiras, aliñadas con el permanente llanto de quien quiere sentirse discriminado, la salsa a la que, desgraciadamente, son tan sensibles los vigueses en general, y que le llevan al continuo enfrentamiento con quienes más pueden hacer por la ciudad, léase la Xunta, el Gobierno, el resto de las ciudades gallegas, las instituciones ciudadanas, el puerto, la zona franca, etc., hasta el punto de que no existe prácticamente nadie a quien no haya enfrentado con Vigo.

En el capitulo de las ocurrencias urbanísticas, la última es la de convertir la parte de la Gran Vía entre la calle Urzaiz y la Plaza de España, en una rampa mecánica, para lo que pretende cargarse todos los árboles allí existentes, tras largas décadas de configurar la propia personalidad de una de las principales y más características calles viguesas.

Ya con anterioridad hizo lo propio con la rotonda de mayor porte de la ciudad, la mejor resuelta en base a un proyecto de jardinería que ofrecía un aspecto envidiable en la zona, la rotonda de Coya, en la que de la noche a la mañana no se le ocurrió otra cosa que arrasar toda la vegetación y en su lugar colocar un monstruo desproporcionado en forma de barco de pesca, que no encaja absolutamente para nada, tratándose además de un barco hueco, restaurado en su aspecto exterior, quizá uno de los estéticamente más desafortunados que ha navegado por nuestras rías, nada representativo de nuestra flota de bajura, que hoy hemos de soportar a mayor gloria del rey de la horterez más vergonzante.

Vigo es una ciudad nefasta en cuanto a su urbanismo, una ciudad cuyo crecimiento nunca fue ordenado de forma cabal, a través de una anarquía y una negligencia lamentable. Una ciudad que perdió miserablemente en su momento su ocasión histórica de haber sido diseñada por Antonio Palacios Ramilo, un arquitecto, urbanista y amante de la tierra que no nos merecimos, y que llegó a asegurar proféticamente que Vigo sería siempre una gran aldea. Hoy, tras décadas de absoluta mediocridad urbanística, está regida con planteamientos aldeanos alimentados con presupuestos de ciudad que merecerían mejores logros, por el bien de nuestro progreso y del futuro de la pretendida primera ciudad de Galicia, tal y como predijo Palacios.

Desde ese caótico urbanismo y en esa configuración que hace que la ciudad crezca paralelamente a la ria, las comunicaciones de rápido desplazamiento en trazado paralelo son escasamente dos, que por su cercano colapso han dejado ya de servir de enlace rápido de comunicación. Una de ellas es Orillamar, un proyecto a medias, otro fracaso más de este alcalde, sobre el que abundar en otra ocasión, mientras que la más ciudadana, la Gran Vía, se ha convertido ya en una calle de tráfico lento, incapaz de sostener su misión de comunicación rápida entre el centro de la ciudad y la zona de mayor crecimiento de Traviesas, Coia y salida hacia las playas.

Que la Gran Via requiere de una remodelación no podemos ponerlo en duda, pero ha de hacerse con planteamientos modernos y efectivos y esos no pasan por hipotecar su futuro a través de cargarse todo el arbolado y construir una rampa para peatones en su carril central, trasladando un monumento en su inicio, hipotecando encrucijadas en su trazado longitudinal, arriesgando a los peatones a cruzar una calle casi colapsada, y ello planteándose solo un tramo de la calle, sin acometer los verdaderas necesidades de reforma que, con criterios urbanísticos, paso a mencionar.

Hoy el tráfico rodado que no se limita a la proximidad, sino que comunica distintas partes de la ciudad ya no se plantea en superficie, sino dejando esta para el trafico local, la peatonalidad, el esparcimiento, el ajardinamiento y arbolado, el aparcamiento de residentes y el transporte público. Las nuevas ciudades y en aquellas no tan nuevas pero donde sea posible, se planean ya no solo en superficie y altura, sino también en cotas negativas, bien para aparcamientos, accesos a sótanos, trafico de desplazamiento, instalaciones, trazado ferroviario, etc. Así, en nuestro ámbito nacional, lo han entendido ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, con sus cinturones subterráneos en centralidad, ofreciendo soluciones prácticas, modernas y eficientes, no solo sin sacrificar sus zonas verdes, sino potenciándolas al máximo con ello, en las cotas de superficie. 

En el caso de la Gran Vía viguesa, es evidente que hay que enterrar el tráfico de desplazamiento en ambas calzadas, dejando libre de intervención el bulevar central que encaja perfectamente en ese planteamiento, y ello desde su inicio en Urzaiz hasta su fin en Plaza de América, sin perder un árbol ni una zona ajardinada, para lograr un tratamiento en superficie que armonice y enriquezca la vida de relación ciudadana, exclusivamente con tráfico local de corto desplazamiento y con planteamientos ecológicos que faciliten la convivencia.

Esta continuidad de comunicación subterránea entre el centro de la ciudad y la zona de Traviesas, debería tener una articulación en el subsuelo de Plaza España, que en ambas direcciones tuviese la posibilidad de conectar directamente con la Av. de Madrid, de entrada y salida de la ciudad, dejando para el tráfico de superficie el de circunvalación del primer anillo de la plaza, convirtiendo a esta en un gran espacio ciudadano de relación, próximo al acceso al Parque del Castro, al nuevo edificio de los juzgados en la antigua residencia sanitaria, a las clínicas existentes en la zona y al aprovechamiento de las manzanas libres de edificación para la ubicación de zonas de servicios y de relación ciudadana, con un tratamiento similar en la plaza al existente en la Plaza de la Independencia, creando con ello en superficie un pulmón lineal de vegetación entre el centro de la ciudad y el potente distrito de Las Traviesas-Coya por donde continuar hasta las playas, en lo que constituiría un corredor  semipeatonal de gran potencia e identidad, en el que seguramente poder integrar tramos de rampas mecánicas para salvar las mayores pendientes, pero nunca sacrificando el bulevar central de la Gran Vía, toda su arboleda, sus monumentos y comprometiendo la seguridad de los ciudadanos con los cruces hacia las aceras perimetrales de cada tramo, en una avenida prácticamente colapsada por el tráfico. No olvidemos que el actual alcalde fue, cuando ministro, el autor material y máximo responsable de la autovía Vigo-Porriño, la de mayor concentración de accidentes de toda España, la más nefasta autovía construida en el país hasta la fecha.

Vigo no se merece seguir dependiendo de las bobadas, arbitrariedades y ocurrencias de un dictador pueblerino e iluminado, sin más altura de miras que la feria del pueblo, la charanga y el engaño permanente hacia los colectivos más vulnerables, con una insufrible carencia de productivos horizontes, gastándose el presupuesto municipal en aspiraciones de aldea, para acabar haciendo buena, desgraciadamente, la profecía que en su día Palacios, harto, decepcionado y hastiado de quienes gobernaban la ciudad y de gran parte de sus gobernados propuso, más como un lamento que como un deseo.

Hay que salvar la Gran Vía, desde nuevos planteamientos acordes con sus nuevas necesidades, pero nunca sacrificando lo mejor de la ciudad, sus pulmones, sus zonas de relación, su belleza, aquello que nos hermana y nos hace más solidarios, comunicativos y más próximos a la naturaleza, recuperando para la ciudad esa armonía con nuestros vecinos, perdida en ese constante empeño de enfrentarnos a todo lo que se mueve.

Si su política para con la ciudad es esa, !váyase a su pueblo, sr. alcalde!     

Por Miguel Font Rosell (Licenciado en derecho, arquitecto técnico, marino mercante, agente de la propiedad inmobiliaria.)

Desde el exilio

 

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Comentarios (8)
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  • Manuel

    Para eso hay dinero,después nos recortan las pensiones,empleo sólo para extranjeros,estamos sin voz ni voto en nuestra propia tierra.VERGONZOSO.

  • Carmen Martin

    Maravilloso artículo.
    Conciso y claro.
    Propone soluciones lógicas y cuida en entorno.
    Enhorabuena Miguel!!! ojala pudieses llevar a cabo tus ideas
    Un saludo
    Carmen Martin

  • Javier

    Cuando tendremos un alcalde que luche por su ciudad. Donde está el berbes de antaño. Donde está nuestro samil de antaño. Donde está nuestro Náutico de antaño. Donde está…..

  • Elia

    Miguel …..se puede decir mas alto pero no más claro.Excelente artículo .Enhorabuena.

  • Diego

    Incoherente total, habla de zonas de relación y la zona central de Gran Vía está totalmente muerta y abandonada. Vuelva del exilio y quizá hable con una perspectiva real.

  • Antonio Lopez Lobeto

    Hay que ser coherente y no dejarse manipular por dichos o referencias sesgadas.Quien no tiene defectos.El alcalde tambien los tiene pero que conste que la inteligencia,el trabajo diario y el compromiso por Vigo no tienen parangon con ningun otro mandatario local.Es incuestionable.

  • David

    Y pese a todos sus fallos ha logrado mil veces más por y para la ciudad que todos los anteriores juntos.¿Ya no recordamos lo que hizo Corina? Ah si,asfaltar el túnel de Beiramar la semana antes de las elecciones.
    No será perfecto pero todos los anteriores no le han llegado ni a la suela de los zapatos y es gracias a él que ahora Bouzas y el Casco Viejo están llenos de vida y negocios cuando antaño había puticlubs y yonkis.
    Me parece estupendo que sueltes esa verborrea que alfinal fatiga a cualquier lector con todo lo bonito que podría haber sido Vigo pero amigo,el Toro de Samil,los caballos de plaza españa arrasando la preciosa fuente que había,el esperpento de plaza américa no han sido obra suya,destrozar el arenal de Samil tampoco,la mierda del A Laxe gracias a los amigos del PP y la zona franca pasandose por el forro al ciudadano….y podría estar así todo el día.
    Nunca llueve a gusto de todos y yo soy votante de derecha en todos sitios menos….en Vigo,por que almenos algo del presupuesto se ve reflejado en la ciudad y no en los BMW tope gama de los políticos.
    Será lo que tu quieras,pero no duda en hacerse un foto con el ciudadano e incluso invitar al café.

  • Rubén

    Bueno he de puntualizarte unas cuantas cosas, primero pones de ejemplo a Antonio Palacios y no me parece mal, pero tirar todo el casco Vello era una de sus ideas, para hacer una Rambla al estilo barcelonés que terminará en O Castro, por tanto no me parece un buen ejemplo de urbanismo.
    Segundo hablas de soterrar el tráfico como hacen grandes ciudades pero eso genera una brecha en el medio de la calle complicada de cruzar. El futuro es, no desplazarse en coche por la ciudad para trayectos cortos, por tanto unas rampas ayudan. Los árboles están dañados, o eso dicen, claro está que hasta que maten a alguien todos los queremos, pero los jardines y plantas también realizan la fotosíntesis y por tanto eliminan CO2.
    Tercero para una mejor conexión con Vigo, lo que hay que hacer es mejorar el transporte METROPOLITANO que no vigués, por tanto Xunta y concellos del área también han de aportar. Un día oí algo de un metro por parte de la Xunta estamos esperando que sea más que un estudio carísimo.
    Cuarto hablas de proyectos que nunca se hicieron del Alcalde, pero no hablas de los de la Xunta y los que ella bloquea.
    Quinto no somos la pretendida primera ciudad, somos la primera ciudad de Galicia eso es una realidad que muchos no ven y no le dan la importancia que se merece, por eso ese enfrentamiento con todas las instituciones es, en parte, merecido
    Sexto ¿las cuatro patas de Vigo? Puerto, Citroën, Industria Naval y Turismo. ¿En cuál pata puede hacer algo el Concello?

    Con todo respeto de un vigués, criado no Berbés por vigueses, tambien en el exilio.