Opinión por Carla Leiras | Hola, guerrera!

Publicado por o día 03/08/2018 na sección de Opinión,Opinión por Carla Leiras

Opinión por Carla Leiras | Hola, guerrera!

Opinión por Carla Leiras

Towanda Rebels, las conocidas creadoras del vídeo viral “hola putero”, son dos mujeres jóvenes muy mediáticas auto erigidas símbolos feministas de tercera ola. Una vez examinada su trayectoria y discurso, en mi opinión estos nuevos referentes de la izquierda hacen aguas por todos lados, tanto en eslóganes como en coherencia. Su discurso mainstream facilón parece más encaminado a sumar followers en redes sociales y compradores de su libro rebelde que a profundizar en los sólidos pilares de la lucha feminista real, que yo siento alejados de este producto hueco, prefabricado y pop.

En primer lugar porque una persona que sostiene una tesis feminista clásica-hegemónica e intenta combatir con dureza al sistema heteropatriarcal tiene como primera tarea construir discurso desde su propia coherencia interna, como vehículo legitimador de esa pedagogía; esto es, dando ejemplo.

Teresa Lozano, una de las towandas, participó en su día en una película juvenil descerebrada llamada “ligones”, que hoy considera apologética de la violación, y por ello en medio de la promo empezó una ruda campaña en contra de la misma aludiendo que esta obra atentaba contra sus ideas feministas y que “por ahí no pasaba”.

Primera idea que me viene a la cabeza: ¿esa integridad dónde estaba cuando leyó el guión y aceptó cobrar por trabajar en ella? ¿por qué en el preestreno, pocas semanas antes, recomendaba ir a verla (“tenéis que ir a verla, está Muy bien” ) y la promocionaba con toda tranquilidad, hasta que las redes empezaron a arder acusándola de proclamar de boquilla cuestiones ideológicas que en su vida diaria dejaba pasar sin ninguna intranquilidad? ¿cómo es posible que en cuestión de días los principios te hayan calado de manera trasversal en la profesión para que ataques con esa ira lo que viene siendo tu (escogida) manera de ganarte la vida?

La actriz contestaba a este tipo de acusaciones con el siguiente argumento: “hay que entender que salgo de ver la película en la que participo y que si me preguntan por ella no voy a responder nada más verla que es una mierda y una marichulada” (mmm… en dos años de postpo no te habías dado cuenta de qué mensaje transmitía esa película?) Igualmente la actriz era antes conocida en Madrid por ser coordinadora de gogós de salas de fiesta: un trabajo consistente en gestionar los bailes de chicas ligeras de ropa que desde el punto de vista de sus ideas debería haber resultado impensable y cosificador: pero claro, todo el mundo necesita trabajar, a veces, nuestro trabajo no nos gusta o no representa nuestras ideas: bien; el problema es cuando te lanzas a la senda mediática a predicar con rabia y a señalar con indignación comportamientos ajenos, cuando los tuyos propios han sido cuanto menos cuestionables en relación al discurso feroz que pretendes construir y vender.

Los medios de comunicación encumbraron la figura de estas dos muchachas, como símbolos del neofeminismo combativo, y adalides de la defensa de los derechos humanos, cuando su único aporte a la lucha hasta ahora han sido proclamas y eslóganes en twitter y su cosecha, un jugoso tirón mediático que les ha reportado pingües beneficios para autopromocionarse en sus carreras.

Personalmente prefiero que me hable de feminismo una activista que haya organizado actos de calle, asambleas, jornadas culturales y pedagógicas serias, y desde luego como abolicionistas declaradas (muy respetable) defiendan esta postura desde la argumentación y los datos reales y no desde la estigmatización directa de la trabajadora sexual o prostituida, cosa que hacen en su vídeo, al categorizarlas como “mujeres de segunda, rotas por dentro”.

¿Con cuántas prostitutas habéis hablado? ¿os han trasladado su problemática, sus vivencias, sus necesidades? Porque no lo parece en absoluto: quienes tenemos contacto con el mundo de la prostitución sabemos que una vez conoces remotamente las vicisitudes de su realidad, cuando hablas de ello, el lenguaje es clave como símbolo del respeto a estas mujeres, que son el primer sujeto a proteger, nunca la diana de una crítica que debe dirigirse a un sistema que las oprime y las esclaviza.

En el vídeo también equiparan todo tipo de trabajo sexual (incluso la pornografía de las actrices millonarias) con trata. Eso es de una ignorancia supina: no podemos dejar que nos eduquen en el feminismo quienes ni siquiera se han tomado la molestia de entender los diferentes grises que hay dentro de un mundo (muy sórdido) complejo, profundo, difícil, sobre el que hay mucho que estudiar, leer, cotejar, antes de lanzarse a una televisión en prime time.

Sabemos que nadie en su sano juicio está a favor de la esclavitud de las mujeres, no necesitamos que vengan dos iluminadas post adolescentes a enseñarnos que esto está mal, con condescendencia y previo pago por aparición en esas tertulias que son el colmo de la contracultura.

Tenemos una extensa y excelente literatura feminista, documentada, seria, de la que aprender, sin tener que recurrir a repetir las proclamas facilonas de estas chicas de treintaypocos, que para más inri parecen salidas de la pasarela Cibeles (¿estoy diciendo que una feminista no pueda maquillarse o ir perfumada? claro que no. Estoy diciendo que quien critica con dureza el esclavismo cosmético, e intenta abrirnos los ojos sobre los micromachismos diarios a los que estamos sometidas, no me resulta creíble cuando se dedica precisamente a vivir de su imagen, explotarla y en resumen, ser un compendio andante de todas las dinámicas que dice combatir).

Resumiendo: Las que queremos aprender sobre feminismo, contrastar, debatir, en una carrera de fondo que sabemos que llevará muchos años y que hay que encarar desde el respeto y la paciencia, quienes queremos la igualdad de oportunidades y la libertad efectiva y merecida de la mujer, ¿qué vamos a sacar de las vivencias de dos perfectas privilegiadas, jóvenes cisgénero de apabullante belleza normativa, féminas de impecables ropajes, actrices de situación acomodada, que nos trasladan un discurso vacío y oportunista, que parasita del feminismo combativo real, del que por cierto han obtenido un gran rédito económico?

Pues nada en absoluto. Un poco de humildad y a sentarse unos añitos a aprender de las que saben: que el paradigma mismo del privilegio nos escupa lecciones de exclusión (vista de reojo desde su alejado palco VIP) es insultante.

Bajaos al ruedo, Towandas, y luego escribís un libro decente.