¿Qué conoce la sociedad sobre la enfermedad del Parkinson?

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A mitad del pasado diciembre se celebraban las I Jornadas Gallegas de Puertas Abiertas sobre la enfermedad de Parkinson, un encuentro que reunió a pacientes, expertos, familiares e investigadores para hablar de cómo afecta esta enfermedad en el día a día, cuáles son los avances que se han realizado hasta el momento y cómo se puede llegar a convivir con ella de manera constructiva.

Y es que el parkinson es una enfermedad crónica, por lo que conocerla y saber cómo relacionarse con ella es crucial, tanto para quien la padece como para quienes rodean a la persona afectada por esta patología.

Se comenzó a hablar de parkinson en 1817, cuando se describió por primera vez como “parálisis temblorosa” y quien lo hizo fue precisamente el neurocirujano James Parkinson. Como se sabe, más tarde sería su apellido quien daría nombre a esta enfermedad del sistema motor.

Según los estudios realizados, la aparición de esta patología se debe a la falta de dopamina, la sustancia responsable de poner en marcha la actividad mental y la actividad física del cuerpo. Una persona que tiene esta enfermedad experimentará cómo las células nerviosas que generan la dopamina van muriendo poco a poco y, por tanto, podrá comenzar a notar los primeros trastornos y temblores que James Parkinson describió hace tantos años.

Se calcula que en el mundo existen 6,5 millones de personas que sufren parkinson y en España, de acuerdo con datos de la Sociedad Española de Neurología, las cifras pueden estar entre las 150.000 y 200.000 personas.

Según esta asociación, en España se detectan cada año cerca de 10.000 nuevos casos de parkinson y, aunque éstos afectan casi siempre a una parte de la población más mayor, desde algunos colectivos advierten de un cambio de tendencia, manifestando que ya el 20% de los afectados tiene menos de 40 años.

Para los expertos es de suma importancia la detección precoz y para ello es capital realizar una tarea de divulgación sobre la enfermedad, ya que los síntomas pueden ser muy variados. Desde que comienza hasta que se producen los primeros temblores y, por tanto, una evidencia mayor de la posible enfermedad, pueden pasar hasta 15 años, lo que preocupa mucho a la hora de aprender a gestionar su aparición y la convivencia con ella.

Como enfermedad que no tiene cura, todos los tratamientos que existen son experimentales o paliativos, ya que el problema no podrá desaparecer, sí quizá intentar reducirlo o regularlo de alguna manera, con fines terapéuticos.

Así se reveló también en la película protagonizada por Robin Williams y Robert De Niro, Despertares, una adaptación basada en la autobiografía del neurólogo Oliver Sacks. En esta obra cinematográfica del año 1990 y que fue nominada a diversos óscar como mejor película, mejor actor (Robert de Niro) y mejor guión adaptado, se describe la historia de cómo el Dr. Sayer, encarnado por Robin Williams, descubre el tratamiento con la L-DOPA, hoy por hoy, uno de los más eficaces contra el parkinson.

Despertares no es la única referencia cinematográfica a esta enfermedad. El actor Michael J. Fox, Marty McFly en Regreso al Futuro, lo padece desde hace años. No sólo no lo esconde sino que realiza una labor de concienciación y generación de conocimiento de esta enfermedad muy importante. A través de su fundación y también a través de la televisión, habiendo protagonizado una serie en la que el propio protagonista tiene parkinson. De esta forma, Michael J. Fox da a conocer las dinámicas que se crean entre el paciente y los familiares y todo el entorno que le rodea, desde el trabajo, hasta los afectos y la vida cotidiana.

En este sentido, para poder enfrentar y afrontar la enfermedad, existe un componente importante que tiene que ver con lo emocional, con el trabajo sobre uno mismo, así como con la necesidad de mantener la calma y el control del estado de ánimo y el humor.

Algunos tratamientos pueden ayudar a mejorar los síntomas gracias a un aumento de la relajación y sus efectos positivos en el sistema nervioso, como es el caso de la tecnología de la andulación,  uno de los mayores avances en el campo de la biofísica, con muy buenos resultados en el ámbito del bienestar, tanto a nivel físico (alivio del dolor muscular) como psíquico (relajación).

Aún hay mucho que recorrer en el conocimiento de esta enfermedad degenerativa. Algunas corrientes estiman que las causas pueden ser de carácter genético, por la mutación de un gen llamado LRRK2, o que está relacionado con largos episodios de depresión o ansiedad.

Sea como fuere, la prevención es  fundamental, para ésta y otras enfermedades degenerativas o crónicas con las que se han de convivir. Por ello, el conocimiento, la capacidad de saber relacionarse con el problema de manera constructiva es, junto a la investigación, la prioridad de los equipos médicos que trabajan para que la calidad de vida de estos enfermos sea lo más alta posible.

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