El delegado territorial de la Xunta en Ourense, Gabriel Alén, se desplazó esta mañana al ayuntamiento de Boborás para, de la mano de su alcaldesa, Patricia Torres, supervisar las obras de rehabilitación, ya finalizadas, de los alpendres de la feria de Moldes en las que la Consellería de Cultura, Educación, Formación Profesional y Universidades invirtió cerca de 48.000 euros.
“Una apuesta más – destacó el delegado territorial- de la Xunta por la conservación del patrimonio artístico y cultural con un incremento del 7 % en los presupuestos del próximo año destinados la este fin, pues debemos seguir cuidando, preservando y manteniendo nuestra gran riqueza patrimonial en las mejores condición”.
Esta edificación, girara duramente afectada la raíz de los temporales de lluvia de comienzo de año, que provocaron que parte de la edificación se había venido abajo, por lo que era preciso la rehabilitación total de la misma para no perder este elemento patrimonial tan importante, además de ser de los pocos que se conservan no solo en la provincia de Ourense, sino en el resto de Galicia.
Se trata de una edificación emplazada al norte del núcleo de Moldes, contigua a la antigua escuela, enfrente de la iglesia de San Bieito y en el entorno de la carballeira que antecede al pueblo, ligada en otra época al uso de la escuela de Moldes, como espacio de recreo cubierto para los niños y las niñas escolarizados, y ya anteriormente formaba parte de la zona reservada para los puestos de la antigua feria de origen medieval del lugar.
En la actualidad los vecinos del entorno vienen empleando estos pendellos para desarrollar diversas actividades lúdico – sociales, como romerías, ferias o los premios Antón Losada Diéguez.
Las obras que se desarrollaron se basaron en la fidelidad de relevo del estado original del alpendre. El sistema de cobertura elegido en la reforma fue análogo al existente; por lo que, tanto los nuevos elementos de la cubierta como los de la estructura son semejantes a los originales.
Para Gabriel Alén, “con la recuperación de este espacio, el vecindario puede disfrutar de nuevo de un espacio para el recreo, donde pueda construir prácticas comunitarias sostenibles en el tiempo como la conversación, el juego y el esparcimiento como generadores de comunidad participativa, además protegiendo estos elementos del abandono”.