La Xunta recuerda que el 80% de la autovía del Noroeste va a continuar cerrada al tráfico en Pedrafita do Cebreiro y demanda la máxima agilidad para completar su reconstrucción. El Gobierno gallego advierte de que una Autovía del Noroeste incompleta representa un riesgo para la seguridad viaria y para la viabilidad industrial, además de ser un lastre para el transporte de mercancías y para la competitividad turística.
La conselleira de Infraestructuras y Movilidad, Ethel Vázquez, acompañada del delegado territorial de la Xunta en Lugo, Javier Arias, participó hoy en el acto de visita a las obras de los viaductos de la A-6 convocado por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.
En ese marco, el ministro, Óscar Puente, confirmó que mañana, día 30 de diciembre, solo se pondrá en servicio uno de los carriles de uno de los viaductos del Castro, concretamente el del sentido Madrid.
Ethel Vázquez señaló que ese único carril de la A-6 que se va a abrir al tráfico en el Castro representa tan sólo el 20% de la autovía que perdió Galicia hace año y medio cuando se produjo el colapso del viaducto que derivó en el cierre completo de la vía en su doble sentido.
Además de ser una puesta en servicio parcial, la conselleira apuntó que será una medida provisional, ya que ese carril abrirá al tráfico con las limitaciones de velocidad de 50 km/hora, situación en la que se prevé que va a continuar aún durante varios meses.
Añadió que el tráfico de acceso a Galicia va a tener que continuar circulando por la carretera nacional, como hasta ahora, padeciendo las incomodidades y los riesgos que lleva aparejado el desvío.
Por ese motivo, insistió en reclamar un impulso decidido para que Galicia recupere su acceso polo norte a través de una autovía completa y segura.
Según dijo, el comienzo de la recuperación de la Autovía del Noroeste es un avance inicial pero en este momento es mucho más necesario centrar la atención en todo lo que resta por hacer, toda vez que es mucho más del que ya está finalizado.
Ethel Vázquez aseguró que la Xunta entendió desde lo primero momento que el cierre de la A-6 era un problema de Galicia y por ese motivo trató de colaborar en las soluciones, trabajando de la mano del gobierno de Castilla y León en la propuesta de alternativas eficaces para el desvío del tráfico y defendiendo una reconstrucción paralela de los viaductos por el trámite de emergencia.
Aunque finalmente esta postura fue validada por el Ministerio de Transportes, lamentó que se perdió un tiempo muy valioso que habría permitido ahorrar muchas incomodidades y problemas.