Intervención del presidente de la Xunta de Galicia en el acto de entrega de las Medallas de Oro de Galicia 2023

Publicado por o día 24/07/2023 na sección de Política,Santiago

Intervención del presidente de la Xunta de Galicia en el acto de entrega de las Medallas de Oro de Galicia 2023
Señor presidente del Parlamento de Galicia,
Señora Alcaldesa de Santiago de Compostela,
Señor Delegado del Gobierno en Galicia,
Señor General Jefe del Mando de Apoyo a la Maniobra,
Señor Arcebispo de Santiago de Compostela,

Vicepresidente primero, vicepresidenta segunda y restantes miembros del Gobierno de Galicia,

Vicepresidenta primera de la mesa del Parlamento de Galicia y restantes miembros de la mesa del Parlamento,

Parlamentarios del Parlamento de Galicia y parlamentarios en el Congreso y en el Senado,

Presidentas y presidentes de los órganos estatutarios,
Señor presidente de la Real Academia Galega,
Señor general jefe de la Guarda Civil en Galicia,
Señor jefe superior de Policía de Galicia,
Señor inspector jefe de la Policía Autonómica,
Restantes autoridades,
Anteriores premiados con la Medalla de Ouro de Galicia,
Señoras y señores,

Se suele decir, en efecto, que nadie es profeta en su tierra. El profeta, que es tanto como decir la persona de mérito, necesitaría alejarse para obtener el aplauso de los suyos. Las mujeres y los hombres meritorios serían, por lo tanto, exiliados que logran la admiración de los foráneos, pero que solo más tarde, y a veces, ya demasiado tarde, consiguen el premio de sus compatriotas, los que mejor deberían conocerlos y apreciarlos.

Es cierto que la emigración fue una forma de exilio y es cierto también que muchas de las capacidades de los gallegos florecieron solamente cuando estaban lejos de la tierra. Pero la nueva Galicia que surge de la mano de la democracia y el autogobierno empezó a ser quien de reconocer a los “bos e xenerosos” que tenían mucho más cerca de lo que pensaba.

La Galicia de nuestros días no es un obstáculo para que los investigadores, los creadores o los artistas tengan que superar para hacerse presentes en el mundo, sino que somos un lugar propicio para que las iniciativas florezcan aquí y en el resto del mundo.

Esto es así debido a una concepción de la galleguidad que no entiende de fronteras y que adapta permanentemente el ser de Galicia al cambio, a las innovaciones y a las corrientes que hacen girar la cultura universal.

He ahí la explicación a un fenómeno que empezamos a considerar normal pero que tiene mucho de excepcional.

Me refiero a la capacidad que tenemos para ocupar una posición privilegiada en la cultura universal, a pesar de ser una comunidad ni muy grande ni muy poblada sobre todo si la comparamos con otros muchos lugares del mundo. Pero sería casi imposible buscar un pueblo de nuestras dimensiones que tenga una proyección tan universal y tan intensa a lo largo de nuestra historia.

Las Medallas de Oro de Galicia que entregamos hoy tienen más que nunca una partitura musical que es gallega y que también es internacional. Todo al mismo tiempo y todo con mucha intensidad.

En los tres galardonados bien podemos ver los herederos de aquellos juglares y trovadores que, en la Galicia medieval, hace tantos siglos, establecieron ya una de las primeras bases de la música y de la literatura gallega y también europea. Lo hicieron recogiendo tradiciones locales y haciéndose eco también de aquellas épocas, de los estilos provenzales que entonces estaban tan en boga.

Aquellas cantigas son la expresión del vigor cultural y musical de un pueblo que, siglos después, se manifiesta en todo su esplendor, con toda su potencia y haciéndonos sentir muy orgullosos en Luz Casal, en Juan Pardo y en Carlos Núñez, nuestros galardonados de hoy.

“Saber cantar no es suficiente para ser una buena intérprete; también hay que saber transmitir las emociones, como hicieron Bárbara, Dalida o María Callas; tú eres una de ellas”. Estas palabras no son mías, son de la ministra francesa de Cultura y están dirigidas a Luz Casal, que hace un mes recibió su nombramiento como Comendadora de las Artes de Francia.

No sé si la ministra escuchó su versión de Negra Sombra, pero si la hubiera escuchado se daría cuenta de que en esa canción se vierte toda la emoción del alma gallega que tiene Luz Casal, que es el alma gallega que deberíamos tener todos. Es un alma gallega capaz de convertirse en una voz que cautivó al público francés hasta convertirlo en una de sus intérpretes favoritas.

Luz Casal lleva muchos años demostrando que la música, la buena música, activa los mejores sentimientos de los seres humanos, con independencia de dónde vivan y dónde piensen. Estoy seguro de que haber nacido en Boimorto, y volver después a Boimorto y darle todo ese realce con el Festival da Luz, marca la senda musical de nuestra artista. Esta es una medalla especial, así lo espero, que se une a las muchísimas distinciones que Luz Casal ya tiene, pero esta es especial porque se la damos los suyos para una de las nuestras.

Son innumerables las letras y canciones que fueron hitos desde hace muchos años en la historia de la música española. Todas ellas se concibieron en la aldea de Remesar, en el ayuntamiento de A Estrada. En todas ellas actuaba como anfitrión, como mentor y como impulsor un ferrolano llamado Juan Pardo, otro ejemplo de esa Galicia que es territorio tan propicio para la creación.

Ese trozo de Galicia en el que Juan Pardo vivió y creó, fue definido por él mismo como un lugar de “cincuenta habitantes pero también de cincuenta amigos”.

Galicia es igualmente una comunidad amistosa que valora muy especialmente la unidad, esa unidad que Juan Pardo alaba, por ejemplo, en Xuntos, un himno a favor de la reunión gallega que nos anima a ser como ese Remesar en el que disfrutó de un entorno grato e inspirador.

También otros himnos, porque tiene muchos en su trayectoria musical, de una lírica muy intensa, como la Anduriña que emocionó al propio Picasso hasta el punto de llevarlo a ilustrar la portada del disco.

La música entendida como feliz mezcla de tendencias y estilos está presente, por supuesto, en el tercer galardonado, en Carlos Núñez. Está presente desde que era muy nuevo.

No hay músicas que Carlos Núñez no pueda y no quiera combinar. No hay síntesis musical que se le resista desde que, con solo 12 años, actuó con la Orquesta Sinfónica de Lorient.

Son más de un millón de discos vendidos donde los amantes de la música encontramos todo tipo de fusiones y experimentos que siempre salieron bien y que siempre fueron afortunados. No existen estilos, por lejanos que parezcan, que no puedan ser hermanados con el arte de Carlos Núñez.

El punto de partida es la música celta, la gaita y la flauta, de las que saca esas notas y esas melodías maravillosas y también son el punto de llegada a una nueva realidad musical que siempre logra conectarnos.

Muchas gracias a los tres. Muchas gracias por el esfuerzo y por la honor que nos hacéis recogiendo estas medallas en este año de tono especialmente musical que le queríamos dar a las Medallas, que son el reflejo de la inmensa cultura y del inmenso talento que hay en Galicia y que había que reconocer.

Señoras y señores, decía el poeta Manuel María decía que Galicia es la tierra, el mar y el viento, pero que también “hai outra Galicia que vai no sentimento”. No hay mejor intérprete de ese sentimiento que la música. La música la escuchamos juntos, la cantamos juntos y la sentimos juntos.

Luz Casal, Juan Pardo y Carlos Núñez son intérpretes de un pueblo y de un tiempo. De un pueblo inmenso y de un tiempo largo. Representan esa Galicia fiel a sí misma que nunca renuncia a hacerse presente a otros públicos, y tampoco renuncia nunca a asimilar otras culturas para seguir enriqueciéndose.

Gracias a mujeres y hombres como ellos, la Galicia que celebramos el 25 de Julio es cada vez más grande y tiene cada vez menos límites, si es que alguna vez los tuvo.

Galicia suena bien, hoy mejor que nunca. Galicia es una comunidad armoniosa y afinada.

Muchas gracias a los tres, feliz Día de Galicia, felicitación especial en nombre de todos los gallegos y todas las gallegas.

Muchas gracias.

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