La retirada es uno de los momentos más duros para los deportistas de élite. Sin embargo, saber retirarse a tiempo también es una victoria. Al menos así afrontó esa situación Lourdes Domínguez Lino, la mejor tenista gallega de la historia. En las próximas semanas se cumplirán dos años desde que la pontevedresa disputara su último partido como profesional en la sede del Club de Tenis Barcino ante Lara Arruabarrena en la final del Campeonato de España Absoluto Femenino por Equipos 2016. Un acontecimiento que dibujó un panorama desolador, ya que Galicia no cuenta desde entonces con representantes de primer nivel que sean relevantes en las apuestas de tenis en 888Sport de los principales torneos del circuito femenino, ni del masculino.
Lourdes Domínguez nació el 31 de marzo de 1981 en Pontevedra. Las playas de Areas y Canelas presenciaron sus primeros golpes a una pelota con tan solo dos años, cuando jugaba a las palas con sus hermanos ante la admiración de la gente. Unas palas que a los cuatro años cambió por su primera raqueta, una Donnay negra y naranja de madera. Una pasión por el tenis que, junto a su gen competitivo natural, le llevó a dejar su hogar con 14 años para irse a entrenar a Barcelona gracias a una beca de la federación. En el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat comenzó a entrenador a nivel profesional con sesiones de seis y siete horas al día.
Un diamante en bruto que consiguió su primer éxito en el Orange Bowl, prestigioso torneo de tenis junior, celebrado en Miami en 1997. La gallega se convirtió en una de las grandes promesas del tenis femenino español. De hecho, la pontevedresa estrenó su palmarés en la Federación Internacional de Tenis (ITF) en Mallorca en 1998, junto con las siguientes obtenidas en Santander, Bruselas y Fano (Italia) ese mismo año. A los 18 años se consagró convirtiéndose en la primera española en conquistar el Roland Garros de categoría junior en 1999, tras vencer a la francesa Stephanie Foretz por 6-4 y 6-4.
Una vida dedicada al tenis
La gran progresión tenística de Lourdes Domínguez se vio frenada en 2002 después de dar positivo por cocaína en un control de dopaje realizado en el torneo de Acapulco (México). La Asociación de Tenis Femenino (WTA) sancionó a la gallega con tres meses se suspensión y la perdida de 162.75 puntos individuales, lo que provocó su descenso hasta el puesto 300 en el ranking individual. A pesar de esa delicada situación, la pontevedresa regresó a la élite del tenis internacional a base de esfuerzo y garra. Una dedicación con la que consiguió su primer título en el circuito profesional tras vencer a la italiana Flavia Pennetta en la final del torneo de Bogotá de 2006. Un éxito en tierras colombianas que repitió en 2011 venciendo a la francesa Mathilde Johansson por un marcador de 2-6, 6-3 y 6-2.
A los 35 años, Lourdes Domínguez puso fin a su trayectoria profesional con un palmarés de dos títulos individuales del circuito profesional WTA y 14 títulos individuales del circuito Challenger. Dos años después, la mejor tenista gallega de la historia sigue vinculada al mundo del tenis como entrenadora. La pontevedresa dirige, junto a Ana Alcázar, un grupo de jugadoras en Barcelona entre las que destaca Aliona Bolsova. Una nueva vida en la que tiene como objetivo ayudar al tenis gallego a superar ese panorama desolador que vive actualmente.
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