Invertir en Bolsa usando CFD o ETF

Publicado por o día 19/01/2018 na sección de Economía

Invertir en Bolsa usando CFD o ETF

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Debido al desarrollo que ha tenido la economía gracias a los avances tecnológicos, tenemos un amplio abanico de maneras para invertir en los diferentes mercados financieros. Moody’s vaticina que los ETF ganarán cuota de mercado en Europa ante la entrada del MiFID II el pasado 3 de enero. MiFID (Markets in Financial Instruments Directive) es un organismo europeo que establece un régimen regulativo común para todos los servicios financieros en la UE. Su labor es controlar la transparencia, equidad y eficacia de los mercados, junto con la protección y seguridad tanto de los mercados, como de los inversores.

CFD

El contrato por diferencia (Contract For Difference o CFD) es un derivado que permite al inversor obtener la diferencia entre el precio de la apertura y cierre de un contrato con una entidad financiera. Al ser un derivado, el valor de un CFD replica el de un activo subyacente, que puede ser desde un índice hasta el valor de una materia prima como el oro.

Los principales atractivos de los CFD residen en tres aspectos. La posibilidad de operar en corto y en largo en función de las expectativas bajistas o alcistas. El factor apalancamiento permite al inversor invertir sobre un capital mayor al que desembolsa, produciendo que las plusvalías sean proporcionalmente mayores. Podríamos abrir una posición de CFD en bolsa sobre 1.000 acciones de Repsol simplemente desembolsando un 5 o 10 por ciento de la cantidad total, esto depende de cada bróker.

Por último, la garantía. Este desembolso inicial permite al inversor operar sobre un activo sin tener que hacer frente a toda la cantidad requerida. Cada entidad financiera fijará un porcentaje del valor total del activo que se requerirá como garantía.

ETF

Siglas pertenecientes al término inglés Exchange Traded Fund o como en español se conoce: fondos cotizados de seguimiento. Son un instrumento de inversión híbrido entre un fondo de inversión y una acción. Su uso es similar al fondo de inversión, donde el inversor adquiere participaciones, pero la particularidad de los ETF es que cotizan en bolsa.

Los ETF están diseñados para replicar el valor del mercado subyacente al que siguen, este suele ser representado como un índice. Por ejemplo, si un ETF replica a Dow Jones y al día de hoy está en 25.000 puntos, la cotización de dicho ETF será aproximadamente 250 euros (asumiendo que el ETF representa la centésima parte).

El valor de cotización se ve afectado por comisiones de gestión y depósito, y otros costes, como comisiones de compraventa de las acciones que realiza la sociedad gestora del ETF para crear las participaciones. En el plano de las plusvalías, las acciones del ETF reparten unos dividendos que, a su vez colocados en renta fija, genera unos intereses.

En conclusión, podemos señalar dos claras diferencias entre los CFD y ETF. El apalancamiento es inexistente en los ETF, lo que no permite al inversor tener esa ventaja sobre el cambio del precio producido sobre una cantidad mayor. La segunda, el cargo diario de comisiones que tienen los CFD mientras que los inversores mantengan la posición abierta.